Se estima que hasta un 80% de las mujeres embarazadas sufre nauseas o vómitos durante el embarazo, sobretodo durante el primer trimestre. Normalmente estos síntomas desaparecen a medida que avanza el embarazo, pero en algunos casos persisten más tiempo y pueden llegar a acompañar a la mujer hasta el final de la gestación.
Normalmente las nauseas y vómitos no conllevan más consecuencias que la incomodidad de la madre y no son necesarias medidas farmacológicas para su manejo. Sin embargo, existe una manifestación mucho más grave de estos síntomas, que es lo que se denomina hiperemesis gravídica, y que puede acarrear problemas tanto a la madre como al feto. En estos casos suele recetarse un medicamento compatible con la gestación, como el Cariban.
No se conoce la causa real de las náuseas en el embarazo, aunque se cree que la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG) puede tener relación, puesto que se encuentra aumentada justamente al inicio del embarazo y va decreciendo después, al igual que los síntomas en la mayoría de casos.
Hay multitud de remedios caseros que el boca a boca se encarga de propagar, pero algunos, aunque puedan en algún momento surtir efecto, no son lo que se dice «saludables». Me viene a la mente uno que oí hace poco: «come galletitas saladas antes de levantarte de la cama». ¿Funciona? Quizá. Y a lo mejor comerse un par de napolitanas también… la comida basura no suele provocar nauseas y con el estómago lleno las nauseas disminuyen, pero eso no quiere decir que sea una buena elección. Un chute de carbohidratos refinados, sal y azúcar no es bueno para nadie, pero una embarazada tiene que cuidar con especial atención su alimentación, porque de ello depende en gran medida la salud de su futuro hijo.
CONSEJOS PARA REDUCIR LAS NÁUSEAS:
- Come proteína suficiente. Sí, así de sencillo. Una comida con la misma cantidad de calorías tiene un efecto u otro según su composición. Las proteínas parece que disminuyen las náuseas mejor que los carbohidratos y las grasas (1). Además, estás formando tejido (¡y qué tejido! ♥), por lo que tus necesidades de proteínas aumentan durante el embarazo. Intenta incluir algún alimento proteico (carne, pescado o huevos) en cada comida, empezando por el desayuno. Seguro que encuentras algo que te siente bien.
Os cuento mi caso particular: Yo solía desayunar huevos fritos (sí, a diario) con aguacate. Durante el primer mes y medio estaba exhausta. Con trabajar mi cuerpo tenía suficiente y no tenía fuerzas para mucho más, así que mi pareja empezó a cocinar por mí. Como me daba reparo abusar, en vez de los huevos fritos con aguacate le pedía simplemente una tortilla francesa. ¡¡Horror!! Después de unos días empecé a cogerle asco. No es que me dieran náuseas, pero desde luego no me resultaba agradable comerla. Como sabía que debía consumir proteína en el desayuno busqué alternativas y… encontré una tortilla de patata rellena de carne picada en el bar de al lado de mi trabajo. Ese pasó a ser mi desayuno hasta que los «ascos» cesaron. Siempre hay alternativas. Es cuestión de buscar lo que a cada una le siente bien
- No pases hambre. Esto suele aumentar el malestar gástrico. Como norma general suelo recomendar hacer 3 comidas al día, pero en esta situación en concreto puede no ser lo mejor. No pocas mujeres en el embarazo sienten una disminución de su apetito, llegando la sensación de plenitud mucho antes. Por este mismo motivo el hambre aparece también antes. ¡Y el hambre no se lleva bien con las nauseas! Aquí otra vez encuentras como aliadas a las proteínas, que junto con la grasa generan mayor saciedad que los carbohidratos.
- Mantén tus niveles de glucosa constantes. Y no, eso no se consigue comiendo cada 2-3 horas carbohidratos refinados. El cuerpo tiene muchos recursos para mantener nuestros niveles de glucosa estables (puedes leer más sobre ello aquí), pero llega un momento en que si lo estamos saturando una y otra vez con comidas de alta carga glucémica no puede más. Además, durante el embarazo se da cierta resistencia a la insulina fisiológica (para favorecer la nutrición del feto) y las hipoglucemias son más frecuentes. Estos cambios tan bruscos en la glucemia pueden generar nauseas. Por eso, es importante que primes carbohidratos complejos, como los que se encuentran en verduras y tubérculos y que preferiblemente los acompañes con una fuente de grasa, para disminuir su velocidad de absorción. Sobra decir que el azúcar es tu peor enemigo, ¿verdad?
- Huye de los procesados. De hecho suelen estar llenos de azúcar, así que esto no debería sorprenderte.
REMEDIOS PARA LAS NAUSEAS:
Una vez las nauseas se han instalado en tu vida también hay cosas que puedes hacer. Empezando por adoptar las medidas mencionadas en el párrafo anterior.
Algunos suplementos también pueden ayudarte a disminuir las nauseas:
- Piridoxina o vitamina B6 (2). De hecho, uno de los dos componentes del Cariban es este. Hay quien sugiere que la vitamina B12 también podría ayudar.
La vitamina B12 ya la suplementan desde la seguridad social si estás embarazada. En mi comunidad autónoma normalmente pautan Yodocefol, que contiene yodo, Vitamina B9 (el famoso ácido fólico) y vitamina B12.
- Jengibre. Hay numerosos estudios que demuestran que la suplementación con jengibre es eficaz para disminuir las nauseas asociadas al embarazo (3,4). No se han observado efectos adversos significativos. Las dosis oscilan entre 1-1,5g al día. Remarcar que el jengibre es vasoconstrictor e hipertensivo, así que las personas con tensión arterial alta no deberían tomar este remedio. Además, en personas con cálculos biliares, puede provocar un brote.
- Magnesio. El magnesio ya ha demostrado su eficacia en el embarazo para tratar calambres en las piernas, preeclampsia (tensión arterial elevada) y contracciones uterinas anormales. Sin embargo sobre las nauseas solo existen hipótesis, aunque con mucho sentido.
En el embarazo, debido al aumento de la volemia (volumen de sangre) y de la excreción por parte de los riñones, las necesidades de magnesio son mayores. Además, el crecimiento tanto de los tejidos de la madre como del feto requieren de este mineral. Por lo tanto es más fácil tener una deficiencia. La deficiencia de magnesio normalmente se diagnostica por sintomatología, ya que un análisis sanguíneo solo determina la porción de magnesio que hay en sangre y la mayor parte se encuentra en los tejidos.
El magnesio es clave en la regulación de la glucosa en sangre (5) y por ello puede ayudarnos a impedir las nauseas derivadas de las grandes fluctuaciones en la glucemia.
Las vitaminas del grupo B ayudan en la absorción de magnesio, con lo que podemos pensar que al suplementar la B6 antes mencionada también estaríamos elevando los niveles de magnesio.
IMPORTANTE: Antes de tomar cualquier tipo de suplemento es imprescindible que se lo comuniques a tu médico o ginecólogo. Más aún en una etapa tan vital como la gestación. El facultativo podrá valorar si en tu caso concreto es adecuado o no.
Espero que estos consejos te sirvan de ayuda. Si tienes algún que otro truco que te haya funcionado, escribe un comentario para que todo el mundo se beneficie.
Y ya sabes, si te ha gustado la entrada ¡comparte! 😀
Gracias por leerme.
Ainhoa.